Todos los hijos de puta del mundo, por Alberto González Vázquez

Título: Todos los hijos de puta del mundo.
Autor: Alberto González Vázquez.
Páginas: 136.
Precio: 18€.
Editorial: Caramba.





Tras la reseña que ya hice aquí de Humor Cristiano había que seguir a este autor en sus obras siguientes. Tras el cierre de Orgullo y Satisfacción casi no hay otra opción que reseñarlo, por ser una de las balsas de papel que se han salvado de la destrucción de esa revista.

En Todos los hijos de puta del mundo se reúnen políticos que desatan sus instintos más salvajes, personalidades públicas sin vergüenza a llevar su megalomanía a lo surrealista y personajes de la vida cotidiana dispuestos a reaccionar de la forma más agresiva a la mínima de cambio. Y, probablemente, tú.

Desde Humor Cristiano podemos ver una continuidad en el humor, pero también un avance. Por una parte, en este cómic se centra únicamente en el humor gráfico. Esto ya hace que se pierda la aleatoria variedad que había en ese anterior trabajo, que era una mezcla imposbible pero interesante de textos, chistes cortos, poemas y viñetas. Pero claro, es que al mismo tiempo se nota que Alberto González Vázquez ha desarrollado su forma de contar historias. Ya en los chistes cortos de una página, pero especialmente en las historias largas que abarcan varias, se nota un mayor dominio del ritmo y la estructura. Ya no son esas creaciones espontáneas que resultaban tan sorprendentes, pero que a veces se quedaban a medias. El resultado es un trabajo con una calidad media más alta, aunque haya bajado ligeramente el grado de delirio.

Páginas y páginas
llega a durar esto.

Otros cambios que ha sufrido el universo de González Vázquez y que lo acercan a un humor más estructurado tienen que ver con la corrección. No, nada que tenga que ver con la corrección política, sino con la gramatical y la ortográfica. Menos mal que ya no te saltan a la vista las numerosas faltas que había en Humor Cristiano.

Porque lo que no ha perdido este universo humorístico es furia y exageración. Partiendo de ese lenguaje y esas situaciones casi cotidianas, es frecuente la irrupción repentina de palabrotas, violencia, sexo o brutal escatología repentina. Y todo ello sin ningún rastro de zafiedad, con una suma elegancia en la construcción de historias que incluyen elementos tan discordantes en contextos dementes. 

"No muerdas la mano que te da de comer. Muerde el cuello e intenta seccionar la yugular. Tendrás más probabilidades de matar a tu amo."

Es algo parecido a lo que ya mencioné en Humor Cristiano que ocurría con la descontextualización de los personajes públicos. Consigue hacer humor con Pedro Sánchez o Bertín Osborne sin que parezca un ataque personal, sino desapegando a estas personalidades de toda lógica. Aunque hay que señalar que, pese a que esa descontextualización total sigue existiendo, también hay ataques más dirigidos, con más atisbo de sátira y crítica.

Y, dentro de esos ataques más dirigidos, las mayores víctimas son sin duda los políticos. Aprovechando declaraciones, actitudes o características de su imagen pública, González Vázquez lleva a una exageración terrible, pero que en ocasiones resulta hasta realista, la vida de los principales políticos de España. En las que, además, son para mí las tiras más graciosas, con ejemplos como la titulada Golden o la que imagina una relación de Pablo Iglesias con una tal Jennifer. Se nota que parte de ellas se publicaron en Orgullo y Satisfacción, que estaba tan orientada al humor político.

El principio de una historia que acaba con
pollas.

Pero claro, cuando toca hablar del dibujo no puedo por menos que decir que siguen siendo fundamentalmente calcos estáticos y deshumanizados.  Pues sí, un aspecto gráfico terrible en muchas ocasiones, pero las inacabables risas que provoca compensan con mucho esta deficiencia.

En resumidas cuentas, nos encontramos contra otro genial despliegue del humor más descarnado, rompedor, alternativo e innovador por parte de un maestro imposible como es Alberto González Vázquez. Ahora con el aliciente de ser más mordaz y de haber aprendido unas cuantas cosas sobre contar historias.

PUNTUACIÓN:

Ω Ω Ω Ω