24 de octubre de 2018

Tormenta de espadas, por George R. R. Martin




Título: Tormenta de espadas.
Saga: Canción de Hielo y Fuego.
Autor: George R.R. Martin.
Editorial: Gigamesh.
Páginas: 1296.
Precio: 16€.







¡Pues ni tanto he tardado en volver a hablar de Canción de Hielo y Fuego! Teniendo en cuenta los años que pasaron desde la primera reseña a la segunda, esta tercera parece hasta pronto sólo meses después. Voy a seguir intentando poner sinopsis, pese a lo complicado que resulta siempre en esta saga:

Aunque la Guerra de los Cinco Reyes continúa, lo cierto es que la Batalla del Aguasnegras ha dejado a los Lannister más afianzados que nunca. Sólo el Rey en el Norte, Robb Stark, podría ser una amenaza para las fuerzas del león, pero se trata de un rey con una familia rota y un trono secuestrado por los Greyjoy. Mientras, lejos de Poniente, Daenerys Targaryen sigue reuniendo a sus fuerzas en torno a sus dragones, convirtiéndose en una improbable campeona de la libertad.

Lo cierto es que durante las primeras páginas de este libro tenía una sensación amarga. No me estaba disgustando, pero muchos de los componentes presentes en otros libros se rebajaban aquí. Por ejemplo, el anterior libro fue el gran capítulo de Tyrion, en el que el personaje brillaba con grandes diálogos y tramas, mientras que aquí se veía muy relegado de la conspiración política en que tan cómodo se desenvolvía y brilla menos en sus diálogos. Por supuesto, es un giro lógico en la trama, pero hace que el libro pierda algunas de sus partes más interesantes.

Por supuesto, hay otros personajes que brillan a cambio de la pérdida de Tyrion. Especialmente creo que van a más libro tras libro Jon Nieve y Daenerys Targaryen. Al primero se le colocó en una posición única en el anterior tomo que no se desaprovecha en absoluto, dando lugar a toda una juguetona trama en torno al Muro en que su lealtad cambiante le hace ganar gran complejidad. La madre de dragones, por su parte, tiene una historia mucho menos compleja, pero con algunos de los capítulos más emocionantes del libro.
Decís que somos ladrones, pero al menos un ladrón tiene que ser valiente, astuto y rápido. Para arrodillarse sólo hacen falta rodillas.
Ygritte, personaje que engrandece a Jon Nieve.

Otras señas de identidad que se mantienen son las de la exploración de la psicología medieval que siempre trata de hacer Martin. En este libro, especialmente dedicado a las bodas y su utilización política y estratégica, aunque también aprovechando personajes como Arya para confrontar algunas realidades sociales, como ha hecho desde que introdujo al personaje.
¿Habéis visto alguna vez el Trono de Hierro? Hay púas en el respaldo y, por todos lados, fragmentos de acero retorcido y puntas serradas de espadas y cuchillos, todo mezclado y fundido. No es una silla cómoda, ser.
Stannis Baratheon sigue dando vueltas por ahí en este libro

En este sentido, por supuesto, hay que mencionar la Boda Roja. Un auténtico punto de inflexión en la historia ficticia de Canción de Hielo y Fuego. La sensación más amarga, angustiosa y casi totalmente inesperada que me he llevado en lo que va de saga. Éste ha sido el punto verdadero en el que la saga de Martin me ha conseguido transmitir ese tópico asociado a ella de que "cualquiera puede morir", que hasta ahora no me había parecido para tanto.

Y sin embargo lo fastidia al final, recuperando uno de los personajes supuestamente perdidos en estas líneas con un propósito que no veo nada claro y que deja la impresión de que la resurrección no se vende suficientemente cara en este universo. Es algo que me ocurre durante todo el libro, el comenzar con una sensación de que se trata de algo mediocre, seguida de un punto de gran esplendor para terminar en una ligera decepción.

Uno de los mejores ejemplos de ello es lo que sucede con Jaime. Para mí el Matarreyes es un personaje espectacular mientras se encuentra viviendo aventuras junto a Brienne de Tarth, con un desarrollo que le muestra como un auténtico e impredecible agente del caos, un psicópata de noble cuna dedicado a un amor loco. Pero luego la trama avanza por otros derroteros que, manteniendo su psicología compleja, deja de brillar tanto al blanquear quizá en exceso al personaje.
El blanco es para los Stark. Yo beberé tinto, que es rojo, como le conviene a un buen Lannister.
¡Viva el vino!, que diría Jaime Lannister.


Todo este desequilibrio emocional del libro sin embargo tiene detrás un gran argumento que Martin sigue manejando a la perfección, con un puzzle dificilísimo que está muy bien orquestado (excepto ese remiendo a la Boda Roja que ya veremos si justifica posteriormente). Al final, queda con ello un libro que es más de trama que de estilo, como todo lo que hace Martin, pero quizá en este con un puntito más acentuado. Esto se puede ver, precisamente, en la sustitución como centro de las tramas políticas del descastado Tyrion Lannister por el advenedizo Petyr Baelish, mucho más práctico y menos pomposo.


Así que al final queda esta sensación mezclada de momentos más esplendorosos con una generalidad un tanto mediocre pero necesaria (y un final que sigo sin entender... ¿A qué viene esa estúpida resurrección, hostias?). Sin embargo, los momentos buenos siguen pesando lo suficiente como para valorar muy positivamente esta tercera parte. Eso y la total adicción que desde la primera página a la última sigue causando esta gigantesca obra de orfebrería argumental.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω Ω

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